No será para Roberto Schoning una Navidad muy distinta a la de los últimos años. El ex boxeador, que deambula por las calles de Buenos Aires, ha optado por un modo de vida a pesar de la insistencia de familiares y amigos por sumarlo a una rutina de la que prefiere escapar.
“Es lo que él eligió, y así es feliz”. La frase es de un amigo que cada tanto lo visita, e incluso lo acerca a su casa para que pueda asearse o compartirle un plato de comida. En varias ocasiones sus propios hijos han intentado, en vano, que desista de esa “elección” de vivir bajo un puente y acepte compartir un techo, una cama, pero siempre regresa a “su lugar”.
La imagen duele. Especialmente para quienes supieron apreciar sus dotes de boxeador, muchos de los cuales avizoraban hasta una chance mundialista. Condiciones y potencial no le faltaban, pero la disciplina y el compromiso, además de algunas amistades que abusaron de su confianza y generosidad en tiempos de bonanza, le jugaron en contra.
Roberto Schoning fue contemporáneo del ex campeón del mundo Carlos Gabriel Salazar, pero sus caminos terminaron siendo opuestos. Nació en General Pinedo el 17 de septiembre de 1965, residió en Avía Terai y luego en Sáenz Peña.
En 1981, con 16 años, integró la selección de Chaco que se consagró campeón “mosca” en el Campeonato Argentino de Novicios que se realizó en Mendoza. El otro campeón, en “minimosca”, había sido Carlos Salazar. Como profesional realizó 56 combates, con 38 victorias (5 KOT), 17 derrotas y 1 empate.
Desde hace un par de décadas se radicó en Buenos Aires, donde se lo ve deambular en las calles y vivir bajo un puente con otras personas en situación de calle, en la zona de José León Suárez. Ese es su hogar, su mundo, y allí recibirá hoy al “Niño Dios” en una Navidad similar a la de sus últimos años.
Fuente: Eco Deportivo


