Como en una partida de ajedrez, calculando las consecuencias de cada tiro, pensando la forma de hacer jugar lo más incómodos posible a sus rivales, con mucha menos espontaneidad que estrategia, el argentino Franco Stupaczuk y el brasileño Pablo Lima construyeron este domingo un triunfo impresionante frente a los número 1 del mundo, los españoles Juan Lebrón y Alejandro Galán, por 2-6, 7-6 (4) y 7-6 (4) para coronarse campeones del Premier Pádel de Egipto.
Comenzó complicada la final para Stupa-Lima. Porque tras lograr un tempranero y auspicioso quiebre de servicio en el segundo game, vieron cómo Lebrón-Galán prendían la máquina y les ganaban seis juegos consecutivos para quedarse con el primer set.
En esos primeros pasajes del encuentro los que imponían el ritmo de juego eran los Nº1 del mundo: un pádel frenético, de puntos cortos y donde el smash, sobre todo de Galán, era protagonista.
Si para algo les sirvió al argentino y el brasileño esa paliza fue para darse cuenta de que tenían que cambiar todo si querían dar vuelta la final. Empezando por bajarle la velocidad al partido.
Con esa premisa arrancaron el segundo parcial y poco a poco fueron logrando hacerlo a la perfección. Hasta por momentos parecía exagerado: incluso ante globos cortos (para este nivel) de sus rivales, Stupa y Lima elegían bandejas lentas en lugar de buscar definir el punto con el smash.
Fueron tejiendo una telaraña en la que los Nº1 comenzaron a enredarse. En particular, un Galán que empezó a cometer errores no forzados inhabituales en él.
La dupla argentino-brasileña propiciaba puntos muy largos, donde su defensa era fundamental. La condición de la cancha, algo más lenta que el promedio, ayudaba a ese cometido.
Y está claro que los híper-ofensivos españoles no se sienten cómodos en ese tipo de partido.
De todas formas, nada fue tan simple ni lineal. Porque Lebrón-Galán incluso en el contexto más adverso son muy peligrosos.
El segundo set empezó con quiebre de servicio para los españoles en el primer game y contra-quiebre de Stupaczuk-Lima en el segundo juego. Hubo una rotura más de servicio para cada lado y todo desembocó en un tie break que gestionaron mejor el argentino y el brasileño para quedárselo por 7-4.
Lo cierto es que Franco y Pablo ya habían ganado algo más que un parcial: habían logrado llevar la final al ritmo que más les convenía.
Y en la tercera manga consiguieron sostener ese éxito y llegaron a estar 3-1 arriba, con unos Lebrón-Galán que ya estaban discutiendo entre ellos.
A partir de ahí el partido se volvió un poco loco. Tres quiebres de servicio seguidos en el sexto, séptimo y octavo game llevaron a que todo se emparejara. La lentitud en el juego que proponía el binomio argentino-brasileño se hacía, por momentos, exasperante.
Es que habían detectado que las condiciones externas se ponían más favorables a esa estrategia con cada minuto que pasaba. La temperatura había bajado y la humedad, subido. Los cristales cada vez hacían patinar más la pelota y daban menos rebote.
Así, Stupa y Lima llevaron todo a un nuevo tie break, en el que no perdieron la calma nunca, ante unos Lebrón-Galán que se desesperaban por conseguir el cambio de ritmo y, de esa manera, cometían errores.
El argentino se la jugó un par de veces con bandejas arriesgadas a la reja y la apuesta le salió bien.
El combo los llevó a tener cuatro match points. Aprovecharon el segundo de ellos y Stupaczuk se arrodilló en el suelo, como aquella vez hace un par de meses en Mendoza, para celebrar el campeonato.
Segundo título de la temporada para el dúo argentino-brasileño, al que el circuito Premier pádel le sienta de maravillas.
Fuente: ESPN